"Cuando teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas"

martes, 26 de febrero de 2013


¿Te digo una verdad, bueno, varias verdades? Te extraño, aunque creo que me queda más fácil explicar en detalle las cosas que extraño de ti.

Extraño, por extraño que sea, tus palabras, agrias y dulces dependiendo del día, el clima, tus problemas, si te sorprendí, si me soñaste, si me extrañaste, el cómo fue tu día, teniendo sexo, al verme, al despedirte, también esas palabras que sabía querías decir aunque ningún sonido rosaba tus labios. Extraño hasta la soberbia y el narcisismo de tus pensamientos, porque de ellos nacían tantas palabras, extraño nuestros debates, la discrepancia de pensamientos, lo lineal de nuestras conclusiones (porque nunca habían), extraño reír de mi...por ti, extraño la fantasía de tus ojos silenciosos, extraño esa sensación de no hablarte pero tenerte a diario, escuchando y leyendo con tu voz. 

Extraño, lo extraño de tus besos, eléctricos y fríos bajo el sol, dulces y húmedos en las noches. Extraño lo práctico de tu cintura, diseñada para la forma y fuerza de mis manos.

Extraño la vida a tu lado, y lo que era la vida cuando la adornabas, extraño tus sorpresas, físicas y espirituales, extraño lo asombroso de tu voz, la suavidad de tus caricias, tu pasión, tu locura, extraño lo que nunca fuiste, extraño el conjunto de tus virtudes. Extraño tus enojos cuando la mayéutica aparecía como mi respuesta a tus preguntas. Extraño tus miedos, tus lágrimas, tu predicción de nuestra catástrofe, tu sabiduría, lo infantil de algunos pensamientos, lo testaruda, te extraño completa.

Recuerdo todas las veces que te vi dormir, cuando no despertabas aunque te miraba, cuando hablabas entre sueños o tu cuerpo te traicionaba con uno o muchos brincos, extraño todos mis momentos de silencio, de entender cuanto te amaba mientras en tu cerebro mil formas y pensamientos buscaban destino y lugar, y yo, yo solo te miraba, te abrazaba, disfrutaba del silencio de tu compañía, pero nunca estuve solo aunque el silencio y la noche eran nuestro castillo, extraño ser yo quien siempre despertaba luego de ti.

Tus abrazos fuertes, los abrazos aún con enojo, el último abrazo, abrazos con dulzura y amargura, los besos, tus labios, las cadenas imaginarias que los ataban a los míos... ¿Cuándo se nos arrebató tal privilegio? 

Extraño ser tuyo.

Extraño pensar en ti.

Extraño hacerte reír, llorar, robarte besos, abrazos, detener esos besos apasionados solo para que buscaras otro más, las noches inolvidables, los atardeceres, las películas, las películas que empezamos a ver y nunca terminamos.

Extraño hasta las desilusiones, los celos, los problemas, los errores, las heridas, extraño sentirme vivo, sentirme amado, sentir que amo, sentir el horrendo sonido de tu corazón...pero sentirte viva entre mis brazos, en mi pecho, en mi alma, en mi camino.

No hay detalle para lo que te extraño, te extraño toda.

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