"Cuando teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas"

sábado, 2 de febrero de 2013


El genocida de mi corazón decidió recapacitar, declararse culpable por los daños causados y remendar errores de la más bella forma, el amor.
En los últimos días no paraba de sorprenderme, ese que se sentía seguro de lo que no quería, comenzaba a ponerlo en tela de juicio; cosa que a mí me volvía loca. Sus actitudes variaban en idas y vueltas, entre si y eternos no. Las mismas idas y vueltas de siempre, pero que ahora definitivamente terminaban en sí: en “te quiero ver”, en “me encantaría que estuvieras acá”, en “escapate conmigo”, en miles de “no te vayas”.
Los encuentros estaban llenos de momentos mágicos, esos que estuvieron siempre, pero ahora tenían la diferencia de que él los adornaba con besos dulces y abrazos protectores. El juego de las escondidas había terminado; no era que gritaba lo nuestro a los cuatro vientos, pero quien quisiera descubrirlo, lo tenía en frente suyo: puro y limpio… a simple vista.
La felicidad del momento no me entraba en el cuerpo. Todo era en extremos con este hombre: cuando me hacia mal, todos bien sabrán que, el dolor casi no me dejaba respirar; y ahora que me hace feliz, ese sentimiento no me entra en el cuerpo. Floto, me abstraigo, no estoy. Levito eternamente entre suaves nubes cuando recuerdo lo vivido.
Busco formas, actitudes, caras, gestos, movimientos y definitivamente ahora están, no son inventados. Pero algo no cierra, y como era de esperarse no me alcanzan. Yo siempre doy más,  más que vos; más de lo que la gente en verdad se merece. Y reclamo. Y das más, pero inevitablemente, busco más. Y en el medio de tanta inconformidad de mi parte,  encuentro tu mirada, esos ojos que ahora me devuelven ternura.
Y paro mi cabeza, y paro el mundo, y por segundos se detiene el tiempo. Y miro dentro tuyo, y lo puedo sentir, no está con palabras, pero lo puedo palpar; la ternura, el cariño es palpable. Tu aura se puede respirar en esos momentos y tiene una fragancia dulce como tus besos. Y como por arte de magia dejo de sentir que el miedo invade mi ser, y nuevamente me vuelvo a entregar a tus brazos, que ahora no solo me abrazan si no que me protegen, y caigo rendida a tu cuerpo que ahora no solo se calma en mi, si no que descansa conmigo. Y salgo y camino, y ya no escucho como retumban mis pasos, porque ya no voy sola, desde ya hace un tiempo atrás vos caminas conmigo.
Y sé que faltan muchas piedras por esquivar o quizás patear, y sé que tendré que pelear contra miles de fantasmas que vuelven del pasado para hacerte dudar. Pero ya no temo, me canse de ser esa muñeca suicida, y no me voy a retirar sin antes dar batalla. Y si por casualidad sentís que tiemblo, tené en cuenta que a lo único que le temo es a despertar del sueño que es estar a tu lado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario