"Cuando teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas"

sábado, 2 de febrero de 2013


Él era frio, pero algo en su mirada había cambiado en los últimos meses. Se había vuelto más sensible, más cálido, más padre. Quizás fue, que luego de hacer un balance (muy diferente a los que requería su trabajo diario) se dio cuenta del tiempo que había perdido. Se dio cuenta del paso de los años y las cosas que no había vivido. Su vitalidad, ya no era la misma que hace unos 8 o 10 años atrás. Lo repetía su voz cada sábado, lo gritaba su cuerpo cada mañana. Las amarguras, que acarreaba su trabajo, ya no eran fácilmente digeribles. El crecimiento de sus hijos marcaba, cada día a fuego, que las cosas estaban en constante modificación. Sorpresivamente, el espejo reflejaba el cuerpo y el cabello canoso, del típico hombre cuarentón. Y él recién se daba cuenta, después de muchos años, qué era, en verdad, importante en su vida.
Se lamentaba no haber compartido, con su compañera de vida, las lágrimas y risas, que provocaban esas tres personas que ayudo a crear. Esa personas, que podía asegurar, que años atrás eran bebes. Podía jurar, que a esas criaturas, solo hace muy poco tiempo, las podía hacer feliz con un juego de mesa o un simple chiste. Las cosas se habían complicado, y quizás ahora se daba cuenta de lo difícil que era guiarlos, aconsejarlos, contenerlos, y más que nada… entenderlos. Era como entrar a la facultad, sin siquiera un mediocre secundario. Cayó en la cuenta de que sus bebes, hacía años que ya no compartían las ansiadas vacaciones. Esos hijos de manera cruel no paraban de crecer. Y no habían esperado a que él despierte del ensueño maldito, en el que había vivido.
Y hoy se daba cuenta. Gracias a Dios, Buda el Universo, o andá a saber qué-cosa recapacitó. No tenía una idea de lo hermoso que era compartir cenas, anécdotas, y las repercusiones de lo hecho en el día. Y creo que todavía no se dio cuenta de lo mucho que se extrañaba su presencia. Porque aun que cada tarde volvía a casa, por muchos años estuvo (casi) ausente. Y si, se lo había extrañado, se lo seguía amando como siempre. O quizás…ahora más.
Ahora este hombre, que quizás era así  por nunca haber mamado el amor de la familia, o compartido charlas con sus progenitores, cuando él era más hijo que padre. Ahora era cuando empezaba a vivir. Ahora que lo material pasaba a un segundo plano, pero sin quitarle toda la importancia. Ahora que la sonrisa de sus nenes y la mesa compartida era mucho más rentable, que la suba de la bolsa. Ahora que se desataba en un debacle económico universal… ahora que el  activo de vida era su familia. Ahora era feliz. Ahora estaba pleno

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